¿Cómo tomarle el pulso al Golfo de México?


Discuten las bases que permitirán promover y coordinar el monitoreo del golfo



Ciencias del mar y de la Tierra

De aquí a 2030, en el marco de la Década de los Océanos que decretó Naciones Unidas, seguirá siendo prioritario organizar y estandarizar las variables oceánicas, climáticas y de biodiversidad; definir cuáles son esenciales para una aplicación específica, clasificarlas por su relevancia y compartir los datos de manera normalizada empleando un lenguaje común. Esto, “para llevar a un nuevo nivel de importancia las cosas que medimos”.

Pero ¿cómo darle la importancia que los científicos le dan a estas variables o datos específicos, cuando nadie más se la otorga? Concediendo que colectar datos es problemático y que ponerla a disposición de todos de manera estandarizada es un problema aún mayor, la respuesta podría estar en conectar esta información y darle una aplicación que resuelva uno o varios problemas, por ejemplo, realizar pronósticos de diferentes escenarios, porque es con ello que puedes “enganchar” a la población. Esto conlleva poner en orden, unificar y hacer que la información tenga sentido en un contexto específico, “y para allá debemos ir”.

Esto lo comentó el Dr. Frank Müller-Kerger, profesor del Instituto de Teledetección Marina de la Universidad del Sur de Florida, en la apertura de trabajos del taller que organizó aquí el Grupo de Observación Oceanográfica y Meteorológica del Golfo de México (GMOMOG, por sus siglas en inglés), que lidera la Dra. Sharon Herzka Llona, investigadora del CICESE.

Este colectivo es un grupo de trabajo del programa Partnership for Observation of the Global Ocean (POGO), un foro creado en 1999 por directores y líderes de las principales instituciones oceanográficas alrededor del mundo y cuya sede está en Reino Unido.

Según explicó Sharon Herzka, el taller se organizó para sentar las bases que permitan promover y coordinar los esfuerzos de monitoreo en el Golfo de México, al menos entre instituciones y oficinas de Estados Unidos, Cuba y nuestro país.

Considerando esto, definieron con cinco objetivos prioritarios:

- Hacer una revisión del esfuerzo de monitoreo existente y medir su permanencia en el tiempo (implica identificar fuentes de financiamiento cuando sea posible).

- Evaluar las escalas espaciales y temporales sobre las que operan.

- Detectar vacíos de datos críticos y categorizar las mediciones actuales del Sistema Mundial de Observación de los Océanos (GOOS, por sus siglas en inglés) respecto a "variables oceánicas esenciales" y "variables climáticas esenciales".

- Priorizar las necesidades de monitoreo e identificar agencias o sectores que se beneficiarían con estos datos.

- Esbozar un plan para las instituciones responsables del esfuerzo de monitoreo, las partes interesadas y los usuarios de la información.

En la apertura del taller también participó el Dr. Jorge Brenner, quien es director ejecutivo del Sistema de Observación Oceánico Costero del Golfo de México (GCOOS, por sus siglas en inglés), una entidad que no opera activos propios en el agua (boyas, vehículos autónomos, radares o herramientas de monitoreo de la calidad del agua de mar), sino que se dedica a recopilar y difundir los datos costeros y oceánicos del golfo. Para hacer esto colabora y brinda apoyo económico a instituciones e investigadores que ya recopilan datos usando sus propios sistemas.

Estados Unidos cuenta con su Sistema Integrado de Observación de los Océanos (IOOS, por sus siglas en inglés), y el GCOOS es el componente regional para el Golfo de México.

Jorge Brenner presentó ejemplos de cómo operan e invitó a los asistentes del taller y a sus universidades a participar con ellos, considerando que esta organización es miembro del GMOMOG.

Sharon Herzka, por su parte, enfatizó la definición de monitoreo en función de los propósitos que persigue este grupo de trabajo, e hizo una revisión del uso que pueden tener las variables esenciales oceánicas y climáticas, ya sean físicas o bioquímicas. Esto es:

- Soportar pronósticos oceánicos y alertas tempranas, así como evaluaciones climáticas.

- Ayudar a interpretar la conexión entre los dominios oceánico, atmosférico y terrestre.

- Desde el enfoque de su relevancia, deben contribuir a la comprensión desde una perspectiva científica.

 - Desde el enfoque de su factibilidad, deben considerar si técnica, política y económicamente son factibles de observar.

Presentó también la cantidad y tipo de instrumentos de medición que agencias de gobierno, programas, instituciones y universidades de Estados Unidos, México y Cuba han desplegado en el Golfo de México. De 589 estaciones que pudo contabilizar, la mayoría son meteorológicas e hidrográficas, pero las hay de nivel de mar, corrientes, en boyas y en plataformas petroleras, entre otras.

Varios participantes presentaron una descripción general de lo que hacen respecto a observaciones por radares, gliders, boyas tipo Argo, anclajes, programas de monitoreo biogeoquímico y biológico.

Ida Mitrani, del Instituto de Meteorología (INSMET) adscrito al Centro de Física de la Atmósfera (CFA) de Cuba, habló sobre el interés que tiene este país en la Corriente de Lazo que domina el Golfo de México.

Se avanzó en definir y priorizar las necesidades de monitoreo en esta región oceanográfica con base en aplicaciones y uso por parte de la sociedad; se discutieron las brechas en grupos temáticos; se identificaron las agencias y sectores socioeconómicos que podrían resultar beneficiados con un sistema integrado de monitoreo en el golfo, y se bosquejaron los primeros pasos de un plan para las instituciones que monitorean, las partes interesadas y los usuarios de la información.

 

Palabras clave: POGO, Sharon Herzka, GMOMOG, grupo de trabajo

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