Con el «Buque Oceanográfico Alpha Helix» comienza una nueva etapa en los estudios del mar en CICESE
Todos los adjetivos van a la alza. Todo es “más”: grande, equipado, veloz, autónomo, estable, seguro. Es como si fuera una versión remasterizada del entrañable Francisco de Ulloa, que navegó durante 21 años (300 cruceros) por casi todos los mares del Pacífico mexicano. Estamos hablando del Buque Oceanográfico Alpha Helix, el nuevo barco con el que el CICESE cambia de página para comenzar una nueva etapa en estudios oceanográficos. No es precisamente un barco nuevo. El Dr. Guido Marinone Moschetto, director de la División de Oceanología del CICESE, ha comentado que pese a que fue construido a mediados de los años sesenta, el Buque Oceanográfico Alpha Helix “es un barco que se diseñó bajo clase para uso oceanográfico y con casco reforzado para poder navegar en aguas con hielo, en el ártico. Está bien por todos lados. Está bien cuidado: tiene más de 40 años, pero con un mantenimiento tal que nunca ha perdido su clase”. De acuerdo con Daniel Loya Salinas, jefe del Departamento de Embarcaciones Oceanográficas del CICESE, cuando lo adquirió esta institución el Alpha Hélix pasó por un proceso de adaptación y remozamiento que duró casi dos años. Fue necesario realizar modificaciones internas y adición de estructuras requeridas para la instalación del equipo científico óptimo, así como trámites administrativos necesarios para la documentación legal del buque con su nueva nacionalidad mexicana. El buque quedó listo y durante 2014 realizó varias pruebas de navegación y de equipos. Será abanderado el 30 de enero de 2015 en su puerto base, Ensenada, en una solemne ceremonia donde estará presente el director general del CONACYT, Dr. Enrique Cabrero Mendoza, y autoridades federales, estatales y municipales. Sobre la importancia de contar con un buque oceanográfico, el Dr. Guido Marinone indicó que “para cualquier institución dedicada a la oceanografía, un barco es indispensable para poder realmente conocer nuestros mares. Existen muchas formas de estudiar los océanos, desde las muy teóricas, que ocupan solamente de papel y lápiz, hasta las que necesitan realizar mediciones. En mediciones hay ahorita muy alta tecnología para medir de manera remota por satélite, por ejemplo, pero tienes una visión de lo que ocurre muy amplia en el espacio y en el tiempo, pero realmente estás viendo una cascarita del mar. Puedes poner muchos instrumentos, que son muy caros y muy puntuales, medir continuamente pero en un solo punto en el espacio y eso es una limitación. Al final, para conocer realmente el océano necesitas medir en muchos lugares, dentro de la columna de agua y para hacer eso necesitas un barco. “Con el barco mides muchas variables en todas las áreas de la oceanografía; la física, química, la biología, la geología. Es insubstituible para poder medir y conocer cómo funciona el océano en todas sus componentes…”, señaló. Dentro de las principales características del Buque Oceanográfico Alpha Helix destaca la eslora (longitud), que es de 39.84 metros; manga (anchura) máxima de 9.45 metros; 3.9 metros de calado, 433 unidades de arqueo bruto y un desplazamiento de 600 toneladas. Está equipado con una máquina principal diesel de 820 caballos de fuerza, capaz de alcanzar una velocidad crucero de 8 nudos. A bordo pueden navegar 21 tripulantes científicos, más los ocho de base encargados de su operación. Tiene autonomía para 30 días. Comparado con el Ulloa, el Alpha Helix es 12 metros más largo (40 vs. 28 metros); casi duplica el personal científico que puede ir a bordo (21 vs 11 investigadores y técnicos); tiene 10 días más de autonomía y es más rápido, por lo que se va a poder cubrir más área en los cruceros en menor tiempo. También está mejor equipado para el trabajo científico, en parte porque mucho del equipo del B/O Francisco de Ulloa se le trasladó. Así, el Alpha cuenta con tres malacates (winches): uno para lances hidrográficos, otro para arrastre de redes y uno más para lances profundos (5 mil metros), a utilizarse en dos marcos, uno en el área de popa, con capacidad de carga de 1.5 toneladas, y otro a mitad del barco -media eslora-, en la banda de estribor -derecho-. Posee una rosetta para muestreo de agua con capacidad para 12 botellas de 5 litros; un perfilador CTD con diversos sensores y un perfilador de corrientes acústico Doppler (ADCP) que mide la magnitud y dirección de la corriente a diferentes profundidades. Cuenta además con ecosonda científica, fluorímetro, termosalinómetro para muestreo continuo y diverso equipo de laboratorio. Por esta infraestructura científica, la adquisición del barco representa el poder proporcionar el apoyo que el área académica del CICESE había solicitado desde hace tiempo, ya que el tamaño y capacidad del buque oceanográfico Francisco de Ulloa ya no era adecuado para sus investigaciones, aseguró Daniel Loya Salinas. En México son pocas las instituciones dedicadas a la investigación que cuentan con embarcaciones para poder hacer este tipo de estudios: la UNAM tiene dos buques oceanográficos, (B/O El Puma, con puerto base en Mazatlán, Sinaloa, y el B/O Justo Sierra, con puerto base en Tuxpan, Veracruz); la Secretaría de Marina (B/H Mariano Matamoros, B/O Dragaminas 20) y el Instituto Nacional de Pesca (con los buques de investigación pesquera, o BIPs), y está el CICESE, de acuerdo con los reportes técnicos del DEO. La historia de los cruceros oceanográficos del CICESE se remonta a 1992, con la adquisición del B/O Francisco de Ulloa. A lo largo de 20 años realizó 300 cruceros oceanográficos para investigadores del CICESE y de otras instituciones científicas, siendo la principal plataforma de investigación de quienes necesitaban muestreos para sus proyectos (ver nota). A criterio del Dr. Guido Marinone, “el Ulloa ha sido una joya de trabajo por todo lo que se ha podido hacer con él. Se ha medido básicamente todo el Pacífico mexicano, desde Tehuantepec hasta las aguas aquí frente a la Bahía de Todos Santos. El programa IMECOCAL, que desde 1996 o 1997 hace mediciones continuas en la parte mexicana de la corriente de California, ha salido en él 4 veces por año y ha generado información valiosísima para conocer nuestros mares. Se ha utilizado también en muchos otros proyectos de investigación que han interesado a los investigadores en el Golfo de California. Un sinnúmero de cruceros se han efectuado ahí en todos estos años. El programa Procomex fue un proyecto que duró varios años y se realizó en aguas frente a Nayarit y Jalisco. Otro ejemplo es el proyecto denominado Flujos de Carbono (FLUCAR), que busca definir con precisión lo que ocurre con los flujos de dióxido de carbono en los márgenes continentales para así alimentar modelos de predicción climática. “En el Golfo de Tehuantepec también se hicieron varios cruceros con el Ulloa, y aquí en la Bahía de Todos Santos varios proyectos se lograron ejecutar utilizándolo. Ha sido muy útil, no se puede negar, sin embargo, se acabó su vida útil; se hizo viejo y ya resulta chico. Parte del plan de sustituirlo era hacernos de un barco que tuviera más capacidad de tripulantes y, por lo tanto, capacidad de medición de diversos parámetros”, indicó. Además, como acota Daniel Loya, el Buque Oceanográfico Alpha Helix “es un buque más estable y seguro, y nos va a permitir realizar cruceros con mayor comodidad y seguridad”. En esto coincide quien estará a su mando, el capitán Pedro Núñez Cota, quien al confrontar ambos barcos exclamó: “¡No hay comparación! Estoy seguro de que los usuarios van a quedar muy contentos. Es poco lo que hemos navegado en él, pero lo poco que navegamos no hay comparación, en cuanto a seguridad, estabilidad, es una plataforma estable, estoy seguro que va a ser más eficiente porque el que alguien pueda descansar tiene mucho que ver. En el Ulloa te toca tiempo malo y son 2 o 3 días que no puedes dormir, no descansas, y sí te afecta, y más si no estás acostumbrado. “Además, este es un buque que está compartimentado; esto es, que bajo de la cubierta principal hay tanques que están separados. No hay manera de pasar de uno a otro. Es necesario subir para bajar al otro y eso te da mayor seguridad. Si a un compartimento le entra agua por algún motivo, queda confinada en ese espacio y eso te da un margen de flotabilidad extra. El Ulloa no está construido así; está todo abierto y no puedes mover lastres. En este barco puedes meter lastres, es decir, agua salada para darle mayor estabilidad y mantenerla siempre. La autonomía es mayor y la velocidad es algo que tenemos que comprobarlo todavía: pero de que es un poco más rápido que el Ulloa, lo es. “Pero independientemente, lo mejor para mí en este caso es la seguridad, y que va a ser una plataforma más estable de trabajo. Por eso el plan es darle mayor uso del que se le daba al Ulloa…”, concluyó el capitán Núñez. Un poco de historia El sitio web del Departamento de Embarcaciones Oceanográficas del CICESE constata que el “Buque Oceanográfico Alpha Helix, botado en junio de 1965 y construido en los astilleros J. M. Martinac Shipbuilding Corp. en Tacoma, Washington, E. U. A., es un buque de investigación diseñado con un enfoque en muestreos biológicos y solicitado por la National Science Foundation (NSF) de E. U. A. “Este buque fue operado desde 1966 a 1980 por Scripps Institute of Oceanography, para luego pasar a ser operado por la Universidad de Alaska. En esta nueva etapa de su vida se realizaron varias modificaciones para poder realizar muestreos diversos y no limitados a los biológicos. La embarcación operó con la Universidad de Alaska hasta 2007, año en que fue vendida a Stabbert Maritime, un grupo de compañías que equiparon al buque y lo pusieron en servicio dentro de su flota de servicios de investigación en la iniciativa privada. “Así mismo, le hicieron al buque algunas modificaciones basados en la retroalimentación de sus pasados propietarios, incluyendo la instalación de un bulbo en la proa del buque y de un sistema de aletas estabilizadoras en la obra viva del casco para brindar mayor comodidad y control del comportamiento marinero del mismo”. |