El monzón y «Hilary»: la tormenta de verano perfecta en Ensenada
Semana meteorológica al dos por uno
La mañana del 15 de agosto, el conductor del noticiario de radio de mayor audiencia en Ensenada reportó que la tarde del día anterior (lunes 14 de agosto) se tuvo que cerrar un tramo de la carretera que va de este puerto a San Felipe, a la altura del kilómetro 55, en San Matías (ejido Héroes de la Independencia), a las 19:30 horas, a consecuencia de una bajada de agua provocada por fuertes lluvias. En Ensenada ni nos enteramos que había llovido. Pero lo que llamó la atención fue el adjetivo que utilizó el periodista para referirse a este evento: Una situación atípica, dijo, porque las lluvias aquí se presentan en invierno. Esto último es cierto. La zona costa de Baja California, una estrecha franja en el noroeste de la península, entre Tijuana y el sur de Ensenada, es la única región en México que tiene clima mediterráneo, el cual se caracteriza por tener ciclo de lluvias invernal. Aquí, como bien señaló nuestro conductor, las lluvias ocurren de finales de noviembre a principios de abril, con un promedio de precipitación anual de 240 mm. Pero también es cierto que no son las únicas lluvias que nos llegan. En menos de cinco minutos alguien de la audiencia lo corrigió con un mensaje: “En las sierras y en mesetas, donde se encuentra el Héroes de la Independencia, no son atípicas las lluvias de verano. La humedad y nubosidad llegan rápidamente, y la intensidad y cantidad (de las precipitaciones) varían…” Nadie lo comentó, pero estaban hablando del monzón de Norteamérica, uno de los pocos que han sido documentados en el mundo y que, en nuestro caso, es uno de los dos fenómenos meteorológicos que provocan lluvias de verano en el noroeste de México. El otro fenómeno que provoca estas lluvias son los ciclones tropicales. Aquí lo interesante es que Hilary, ya como tormenta tropical, tocó Ensenada apenas seis días después de que ocurrieran las lluvias monzónicas, y eso sí que es atípico: las dos causales de lluvias de verano presentes aquí en menos de una semana. Uno, el monzón, provocó solo un cierre carretero y nadie habló de él; el otro dañó 13 puntos en la red de carreteras del estado, provocó un tercio de toda la precipitación que cae en promedio en Ensenada al año en un solo día (80.7 mm, según la estación Casa Palaú, de la Ambient Weather Network, en el centro de Ensenada), y acaparó la atención mundial porque tocó tierra al sur de California, algo que no se veía en San Diego desde 1939. Hagamos un breve paréntesis, porque vale la pena replantear si es o no “atípico” que un ciclón tropical o su remanente alcance estas latitudes. Consideremos que históricamente, en la segunda mitad del siglo pasado (entre 1950 y 1997), ocho ciclones tropicales tocaron tierra o pasaron dentro de un radio de 200 kilómetros alrededor de Ensenada, según información proporcionada por el Dr. Luis M. Farfán Molina, investigador del CICESE en La Paz, Baja California Sur. Los dos primeros (en 1951 y 1959) no tienen nombre porque antes de 1963 los ciclones no seguían la secuencia de nombres que hay ahora. Les siguieron Jen-Kath, en 1963; Emily en 1965; Hyacinth en 1972; Kathleen en 1976; Doreen en agosto de 1977 y Nora en septiembre de 1997. Pero este siglo la cosa ha cambiado: Rosa se presentó en 2018, Key en 2022, y Hilary en este año, sumando así 11 en total los eventos que se han acercado a Ensenada. En su tesis de maestría “Reconstrucción de las lluvias de verano en la región del monzón mexicano: registros de los últimos 6000 años”, Cinthya Esther Nava Fernández, egresada del CICESE, señala que en el noroeste de México “las lluvias de verano asociadas al monzón y a los ciclones tropicales son muy importantes para los ecosistemas naturales, la recarga de acuíferos, la agricultura de temporal, las actividades pecuarias, el manejo de recursos naturales y para el asentamiento de poblaciones humanas, su comportamiento y desarrollo social”. Las lluvias monzónicas de la región, precisó, son responsables de 60 a 70 por ciento de la precipitación de verano en el noroeste semiárido de México, mientras que las lluvias de las tormentas tropicales aportan el resto de la precipitación de verano. ¿Qué es un monzón? El Dr. José Luis Rodríguez Solís, investigador posdoctorante del Departamento de Oceanografía Física del CICESE, señala que la palabra monzón se deriva de una palabra árabe que significa literalmente estación, y que no podía ser más apropiada porque es precisamente el cambio estacional lo que provoca el cambio de vientos de mar a continente, lo que detona o enciende “la máquina” del monzón. El más característico, el primero que se describió, es el monzón de la India. En términos muy esquemáticos, en invierno lo común es que la temperatura en tierra sea más fría que la temperatura del océano. Por decir números, indicó el Dr. Rodríguez, digamos que el océano Índico está a 25º C, pero en el continente va de 15 a 20 grados. “El aire caliente que está sobre el océano, como es más cálido, es más ligero y tiende a elevarse. Cuando nosotros calentamos el aire en un globo y lo sueltas, se eleva. Lo mismo sucede con el aire en la atmósfera: si se comienza a calentar en la superficie del mar y continúas calentándolo, el aire va a buscar elevarse porque es más ligero. Solo que la temperatura del aire en lo alto es mucho más baja. Entonces, cuando levantamos aire con humedad, ese aire, arriba, se va a enfriar y esa humedad comienza a condensarse en forma de nubes; por eso se forma la precipitación. Pero esto ocurre en el océano, porque es invierno. “¿Qué pasa en verano? Ahora el aire que busca ascender es el que está en el continente porque es el más cálido; al elevarse tiene que haber aire que lo sustituya. ¿De dónde va a venir ese aire? Pues del océano. Ese aire es húmedo y más fresco. Entonces comienza una circulación: por un lado está subiendo aire caliente arriba del continente, en la altura se enfría, se sigue formando nubosidad y precipitaciones, y mientras el océano manda más aire y humedad a tierra, en un ciclo que no se acaba”, explicó José Luis Rodríguez. En nuestro caso, el monzón de Norteamérica es característico en el norte de Sinaloa, Sonora, Durango y Chihuahua (por eso algunos lo llaman monzón mexicano), y de estados como Arizona y Nuevo México, al suroeste de Estados Unidos. Es un fenómeno complejo, explica el Dr. Rodríguez Solís, porque si bien el esquema general es el mismo que el de la India, aquí la influencia de aire caliente marino proviene del Pacífico, del Golfo de California y del Golfo de México. Por eso en ocasiones el monzón se puede extender al oeste y abarcar California y el norte de Baja California, o también un poco más hacia el norte y sur. Se presenta cada año, de finales de junio o inicios de julio hasta agosto, aunque puede extenderse a septiembre. La humedad que viene con el aire caliente converge en toda esta región de zonas desérticas. Se puede presentar en planicies (Arizona y Nuevo México), pero la sierra Madre Occidental en la parte continental mexicana o las sierras al norte de Baja California forman una barrera y hacen que este aire caliente ascienda. Así, el tipo de nubosidad asociado al monzón son estas cumulunimbus de gran desarrollo vertical; unas verdaderas torres gigantes que, en Ensenada, se alcanzan a ver en el horizonte, rumbo al noreste, hacia la sierra de Juárez. Lo común es que provoquen precipitaciones intensas por las tardes, tipo chubascos, acompañadas de tormentas eléctricas, tal y como ocurrió el pasado 14 de agosto en San Matías. Y también mucha humedad en el ambiente. En opinión del Dr. José Luis Rodríguez, un factor adicional que favoreció la precipitación justo ese día ocurrió en el océano Pacífico y lo provocó la tormenta tropical Fernanda -previa a Hilary-. Si bien se estaba alejando del continente, su comportamiento “levantó” vapor de agua (humedad) que alcanzó niveles altos de la atmósfera, sobre el mar. A 5 km de altura los vientos transportaron toda esta humedad a la zona donde convergen California, Baja California, Arizona y Sonora, con formación de nubes justo en la porción serrana de nuestro estado, como puede apreciarse en esta imagen del 16 de agosto. ¿Y Hilary? La atención mediática que provocó Hilary estuvo más que justificada. El reporte de afectaciones ha sido ampliamente cubierto por medios informativos, e incluye cortes de energía eléctrica, agua, telefonía y servicios de internet, inundaciones, dos personas fallecidas al ser arrastrados sus vehículos (una mujer conductora de Uber en Cataviña, B.C., y un padre de familia cerca de Santa Rosalía, B.C.S.), numerosos cortes en la carretera transpeninsular y los 13 puntos que identificó el Consejo Coordinador Empresarial de Ensenada en la red de carreteras de Baja California. El Dr. Luis Farfán, uno de los pocos especialistas en huracanes que tiene México, facilitó las trayectorias de los últimos cuatro que han llegado más al norte. Destaca lo parecidas que son las trayectorias de Hilary (2023) y Nora (1997), aunque al final la trayectoria de Hilary se apegó más a la costa de California, a diferencia de Nora, que se desvió hacia el este. El otro punto que destaca es un sistema circular y una banda convectiva que se pudo apreciar en el Golfo de California, entre Loreto y Santa Rosalía, que provocó las lluvias más intensas de todas las que cayeron en la península.
Imágenes infrarrojas de satélite GOES-18 (19 y 20 de agosto de 2023). Tonos amarillo y rojo representan nubosidad alta (> 10 km de altura). Hay un sistema circular y banda convectiva de Hilary sobre el Golfo de California (entre Loreto y Santa Rosalía). Signo "+" representa el centro del huracán cada 3 horas. Las tres estaciones meteorológicas con acumulaciones más altas fueron las de Santa Rosalía y alrededores, en el municipio de Mulegé, B.C.S. Registraron entre 243.3 y 326 mm, según datos preliminares del Servicio Meteorológico Nacional. Esto es casi el doble del promedio anual para este municipio, que es de 160 mm (aquí las precipitaciones ocurren entre agosto y octubre, en plena temporada de huracanes). El lunes 21 de agosto, cuando Hilary ya se había degradado en el sur de California, el doctor Luis Farfán comentó que estas imágenes de satélite “son una forma sencilla de notar que, desde antier por la tarde, hubo condiciones de nubosidad que favorecieron lluvia intensa y persistente. Esta puede ser una forma de empezar a buscar una explicación a lo que pasó en Santa Rosalía”. En el estado de Baja California, el Servicio Meteorológico Nacional cuenta con una red de estaciones "automáticas" que reportan cada 10 minutos. Este es un resumen de los reportes durante el desarrollo del ciclón tropical Hilary en la región, con datos proporcionados por el doctor Farfán Molina: Con los datos de la estación Ensenada, Luis Farfán elaboró la siguiente figura que muestra el registro de lluvia y ráfagas de viento en el transcurso de un día. Finalmente, él y su equipo elaboraron y compartieron las siguientes animaciones con imágenes de satélite (GOES-13, banda vapor de agua, y GOES-18) desde que inició Hilary la mañana del 16 de agosto, hasta el domingo 20. En ésta, los tonos blanco y gris representan nubes; el verde, aire húmedo, y los colores rosa y azul, aire seco. Se usó una imagen cada hora y se puede observar la intensificación mientras rodeaba a la Isla Socorro. En la siguiente, se aprecia el impacto que tuvo "Hilary" en el Pacífico.
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