Concluyen ensayos con bioestimulantes de Ficosterra, para Naciones Unidas
Las consecuencias de un mal manejo de nutrientes (nitrógeno, fósforo, potasio) en la agricultura y los océanos, como son el aumento en la temperatura global, afectaciones en la calidad del aire, del agua de mar (eutroficación y aumento de zonas muertas) y del suelo, así como la pérdida de biodiversidad, representan un desafío global, además de que tienen un impacto negativo enorme en las nitro finanzas a escala mundial. A manera de ejemplo, el valor anual aproximado de los residuos de nitrógeno del sistema agroalimentario en Reino Unido representa 120% del total de los apoyos que este país destina a la agricultura, 110% considerando la Unión Europea, y 78% en escala mundial. De ahí la importancia de la iniciativa Ocean Innovation Challenge (OIC) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNPD, por sus siglas en inglés), en el que se enmarcan los ensayos que realizó el CICESE para la empresa española de biotecnología marina Ficosterra, cuyos resultados finales fueron presentados a las autoridades del UNDP y del OIC en un evento en línea organizado a finales de noviembre. En él participó como orador principal el profesor Mark Sutton, experto en manejo de nutrientes del Centro de Ecología e Hidrología del Reino Unido, director del Sistema Internacional de Manejo del Nitrógeno y ex director de la Iniciativa Internacional del Nitrógeno, quien destacó que los aportes de este nutriente en el sistema son desaprovechados. ¿Qué tanto? “Actualmente, 80% de las fuentes de nitrógeno reactivo se desperdician globalmente”. Esto representa un desafío y una oportunidad para proteger los océanos, la atmósfera y los suelos simultáneamente, pues el nitrógeno, el fósforo y potasio (los principales nutrientes) actualmente se pierden en estas interfaces y sus efectos masivos están conectados. ¿Por qué es importante manejar los nutrientes? Para controlar la calidad del aire, el clima, la calidad del aire y del suelo, y la pérdida de biodiversidad. En el mar, agregó, la eutroficación crónica por aportes de nitrógeno y potasio desestabiliza los ecosistemas oceánicos sensitivos, como los arrecifes de coral, provocando pérdida de biodiversidad, bioerosión y riesgo para las pesquerías y los medios de subsistencia en las comunidades costeras. Este es un problema en crecimiento y se provoca de esta manera: El exceso de nutrientes que llega a las zonas costeras generalmente por escurrimientos a partir de la agricultura (fertilizantes) o por aguas residuales, provoca un crecimiento excesivo y rápido de microalgas. Éstas, en algún momento mueren y se descomponen, proceso que agota el oxígeno presente en el agua de mar. Esta pérdida de oxígeno provoca anoxia y por ello los organismos que respiran, mueren, provocando las llamadas zonas muertas. Además, la contaminación por nutrientes es escalable y puede pasar rápidamente de impactos locales provocados por descargas, a impactos globales asociados al calentamiento global. Por ello, agregó, en esta década (llamada también la Década del Nitrógeno) se buscará reducir a la mitad los residuos de este nutriente, y revalorar su rol catalítico en las nitro finanzas. Lo anterior considerando que el valor de los residuos de nitrógeno en el sistema agroalimentario es mayor que los apoyos que otorgan los gobiernos a la agricultura. En Reino Unido se calcula que el valor del nitrógeno residual es de 3.6 billones de libras, mientras que el pago total de los apoyos al sector es de apenas 3 billones. A nivel mundial, el valor estimado del N residual es de 420 billones, contra 520 billones que los gobiernos destinan como apoyos; esto es, 78% del total, que sigue siendo muy alto. Una estrategia para reducir esto es la iniciativa OIC, la cual pretende orientar enfoques innovadores, empresariales y creativos para restaurar y proteger los océanos y costas que sustentan los medios de vida y promueven la “economía azul”. El proyecto Nutrialgae, de Ficosterra, fue seleccionada por esta iniciativa como una de las nueve soluciones excepcionales que contribuirán a acelerar el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible 14 de Naciones Unidas: conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos. En él participaron el CICESE (Dr. Jorge Olmos Soto, del Departamento de Biotecnología Marina) y la empresa GN Productores Agrícolas, de Mexicali, desarrollando ensayos con brócoli, en laboratorio y en campo, respectivamente, además de ensayos similares que se desarrollaron en Marruecos. De manera preliminar, los primeros resultados obtenidos por el Dr. Olmos en el CICESE se presentaron el 17 de febrero (ver nota) y el 8 de noviembre en Ensenada. Integrando los resultados finales de GN Productores Agrícolas y los de la Universidad Hassan II de Casablanca, en Marruecos, el 27 de noviembre se presentaron los resultados finales ante las autoridades de la OIC y del UNDP, “con los que ha podido demostrar que es posible aumentar hasta un 20% más de productividad reduciendo por primera vez la fertilización convencional en un 30%, con el consiguiente ahorro en costes y contaminación medioambiental”. Se especificó haber realizado dos tipos de estudios en dos campañas distintas cultivando brócoli: uno en laboratorio, para lo que se utilizaron cincuenta macetas en el interior de cámaras con condiciones ambientales controladas. Otro en campo, a gran escala, en las condiciones reales de este cultivo. En ambos casos, se han empleado las mismas dosis de bioestimulantes: Ficosagro ® y Cystium-k ®. Los ensayos midieron distintos parámetros como son: el peso de la planta con y sin raíces, el de las hojas, el nitrógeno y fósforo suministrado y lixiviado resultante y el nivel de productividad. “Con todos los datos recogidos, se ha podido demostrar que con los productos bioestimulantes de Ficosterra se pueden incrementar hasta un 15% de media el rendimiento de las cosechas, al tiempo que se disminuye la contaminación que llega a los océanos a causa de la lixiviación”. Luis Lombana, director de Ficosterra, dijo que los objetivos de la empresa, tras el apoyo que se tuvo de estas iniciativas de Naciones Unidas, son: transferir la tecnología y los conceptos de Ficosterra a comunidades coseras en países desarrollados, siguiendo un plan internacional que recién está empezando. Introducir los productos en un proyecto en el llamado Mar Menor, un ecosistema con problemas de hipoxia localizado en Murcia, España. Establecer nuevas sociedades de distribución en Marruecos y en Egipto; calcular la huella de carbón de los productos Ficosterra; fomentar asociaciones en Sudáfrica, Perú y Colombia, así como participar en un nuevo proyecto que pretende establecer una granja de algas marinas en Galicia, para cultivar diferentes especies del llamado kelp. Durante este evento también se comentó, con relación al problema de los arribazones de sargazo (Sargassum natans y Sargassum fluitans) que en los últimos años se han presentado en el Caribe mexicano, que el crecimiento de estas especies en el Atlántico se debe precisamente a un incremento de nutrientes que proviene de cultivos en tierra, y que una solución para su aprovechamiento sería aplicar una tecnología similar a la utilizada por Ficosterra con el kelp. El kelp (Macrocystis pyrifera) es la base del bioestimulante Cystium-k desarrollado por esta empresa biotecnológica, y utilizado en estos ensayos.
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