Pardela mexicana: cómo extender la protección a un ave amenazada
Detectan áreas prioritarias para la especie que no están protegidas
La pardela mexicana (Puffinus opisthomelas) es un ave marina considerada en peligro de extinción en México y catalogada como casi amenazada a nivel internacional. Durante su temporada de reproducción el 95 por ciento de la población mundial de la especie se concentra en Isla Natividad, en Baja California Sur, lo que contribuye a su vulnerabilidad y a la consecuente necesidad de proteger su hábitat y las zonas importantes para su desarrollo. Aunque Isla Natividad forma parte de la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno, hay áreas prioritarias para la pardela que están fuera de la superficie total que abarca esta Área Natural Protegida (ANP) y se encuentran actualmente sin protección. Producto de una colaboración internacional y mediante una combinación de metodologías, un grupo de investigación pudo detectar cuáles son estas áreas prioritarias para la especie que requieren medidas de protección para evitar que la actividad humana las afecte. Natividad, un reto para definir áreas prioritarias Birdlife International es una organización con presencia mundial, dedicada a la conservación de aves y sus hábitats. Con este objetivo analizan datos bajo una metodología científica desarrollada por la misma organización y determinan áreas importantes para las aves (IBA, por sus siglas en inglés) y áreas importantes para la biodiversidad (KBA, en inglés). En palabras de la propia organización, una IBA es un lugar de importancia para la conservación de las aves, pero no se limita solo al lugar en el que viven, sino que se extiende a aquellos lugares a los que viajan y donde se encuentra la vida silvestre necesaria para que prosperen. Birdlife International propuso una IBA para la pardela mexicana, pero la zona se delimitó solo considerando la posición de la colonia de la especie, sin integrar en la definición –hasta ese momento– áreas de alimentación. “Se hizo como un búfer, una dona alrededor de toda la isla y se definió la isla y esta dona como área de interés de conservación”, refirió la doctora Cecilia Soldatini, investigadora del CICESE Unidad La Paz, quien apunta que su primera impresión fue que el área considerada no sería suficiente para proteger a la pardela y su hábitat. La investigadora explica que la geografía de Isla Natividad conlleva un reto para definir áreas de conservación para aves marinas, debido a su cercanía con la costa y a que las zonas de tierra no son consideradas por este tipo de aves para el desarrollo de sus actividades. Mientras que la tierra no es una opción, mar adentro la pardela se encuentra con aguas profundas y vientos intensos, lo que provoca que viaje al norte o al sur para alimentarse; estos viajes pueden ser de distancias promedio entre 10 y 30 kilómetros, pero en viajes largos llegan a recorrer hasta 200 kilómetros. Combinación de metodologías Especialistas del Laboratorio de Aeroecología Marina del CICESE, quienes disponen de una base de datos construida a partir del monitoreo de las trayectorias de la pardela con Sistemas de Posicionamiento Global (GPS, en inglés), aplicaron dos métodos de análisis a los datos de los recorridos de las aves. Tanto Cecilia Soldatini como Martha Patricia Rosas Hernández, investigadora del CICESE Unidad La Paz, y Yuri Vladimir Albores Barajas, investigador de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, forman parte del Laboratorio de Aeroecología Marina. La doctora Soldatini detalló que primero se usó el método de Birdlife International en colaboración con los mismos desarrolladores de la metodología, con lo que pudieron delimitar las áreas de mayor uso de la especie. Dado que, como se observó previamente por el grupo de especialistas, bajo este método quedaban fuera áreas marcadas en las trayectorias monitoreadas por GPS, decidieron aplicar una segunda metodología denominada método de agrupamiento de datos por comportamiento. “Así pudimos delimitar las áreas de alimentación –comenta Soldatini–, estas áreas se distribuyen al norte y al sur de Isla Natividad y debido a su cercanía con la costa hace que el método de Birdlife por sí solo no evidencie las áreas de alimentación”. En la imagen, las líneas representan las Áreas Naturales Protegidas (ANP) y las zonas marcadas en azul son las áreas detectadas como prioritarias para la pardela mexicana, lo que evidencia que son solo parcialmente protegidas por las ANP. Destacó que es la primer área clave para la biodiversidad marina (MKBA, por sus siglas en inglés) que se define en México con base en datos recabados por GPS, además de ser la primera vez que se aplica el método de Birdlife por especialistas que no forman parte de la organización. “Esto permitió apoyar a los desarrolladores a refinar el método y los procesos de cálculo para poderse aplicar a cualquier base de datos”, resaltó Soldatini. Así es como, producto de la colaboración y la combinación de metodologías, llegan a una propuesta de ampliación de las áreas que están consideradas como prioritarias para la pardela mexicana en los instrumentos de manejo y conservación, como lo son las ANP. Los resultados de la investigación se publicaron este año por la editorial Wiley en el artículo titulado “A novel combination of methods identifies priority conservation areas for an endemic California Current seabird”. La doctora Soldatini destacó el apoyo recibido por parte de la cooperativa Buzos y Pescadores de la Baja California, Comunidad y Biodiversidad (COBI), y Ornis Italica, organizaciones que contribuyeron para facilitar el desarrollo de la investigación. ¿Cómo se monitorea la pardela con GPS? Junto a sus colaboradores del Laboratorio de Aeroecología Marina, Cecilia Soldatini comenzó en 2016 a monitorear los recorridos del ave usando dispositivos GPS diseñados especialmente para esta tarea. Durante la etapa reproductiva de la pardela, y ya que pasó su periodo de poner el huevo, el equipo de especialistas acude a la colonia y coloca el pequeño GPS –pesa siete gramos– entre las plumas de la espalda del ave. “Las pardelas mexicanas tienen un peso entre los 400 y 500 gramos, entonces un instrumento de este tamaño no les afecta en el vuelo, y también consideremos que colocamos los GPS, las aves se van al mar y en cuanto regresan se los quitamos, entonces son pocos días”, anota la investigadora. El GPS se enciende e inicia el registro. Para la recuperación del dispositivo es suficiente con uno o dos días de vuelo, pero no debe pasar mucho tiempo, pues se corre el riesgo de perderlo. Debido a que el GPS, que además tiene acelerómetro y sensores de temperatura y profundidad, no transmite información en tiempo real, si se pierde, con él se pierde toda la información recabada. Y para recuperarlo también hay un momento exacto. Si hay luna, las aves no regresan al nido, entonces la doctora Soldatini y sus colegas organizan el trabajo para recuperar los dispositivos “cuando está bajando la luna y poderlos recuperar antes de que empiece a ser demasiado luminoso porque ellos se mueven solo cuando hay casi total obscuridad”. También hay que tomar en cuenta que las pardelas hacen nidos bajo tierra en una superficie arenosa, pero el equipo de investigadores elige aquellas áreas donde el suelo es firme para evitar romper las madrigueras. Y el resultado ha sido exitoso. De 2016 a 2019 lograron colocar 59 GPS de los que se tuvieron pérdidas mínimas y condiciones climáticas favorables para la investigación, por la variabilidad ambiental que se registró en ese periodo. Información para la toma de decisiones Dra. Cecilia Soldatini, investigadora del CICESE Unidad La Paz. Además de la concentración de prácticamente toda su población en una misma zona, la pardela mexicana está también amenazada por especies invasoras, la pérdida de hábitat y las actividades pesqueras. “Si no hay medidas de protección específicas para las áreas importantes de alimentación, hay riesgo de que actividades humanas, pesquería o contaminación, por ejemplo, las puedan afectar y así generar efectos de aumento de la mortalidad en la población o afectar el éxito reproductivo con efectos a corto y largo plazo”, advierte Soldatini. Respecto a la posibilidad de que los últimos hallazgos sobre áreas prioritarias de la especie incidan en la toma de decisiones para su protección, la investigadora del CICESE Unidad La Paz apuntó que el grupo de especialistas funge principalmente como fuente de información y su influencia en la toma de decisiones está limitada. “Nosotros informamos y también estamos colaborando para completar un formato en línea para la definición de esta área clave para la biodiversidad, estamos metiendo toda esta información y en teoría este formato debería llegar a nivel gubernamental para ser considerado en las próximas políticas de conservación, cuando quieran actualizar las ANP”, detalló. Así es como la propuesta estará concentrada en redefinir los límites de las ANP tomando en cuenta la distribución de la pardela mexicana y esas zonas clave por las actividades de alimentación que realiza, para lo cual ya cuentan con toda la información de respaldo, confiable y precisa. |