Entre múltiples amenazas, el cóndor tiene alimento seguro en el Golfo de California


Se analizaron muestras para detectar contaminantes en mamíferos marinos



Ciencias de la vida

Contaminantes químicos, el plomo, la cacería y la urbanización amenazan al cóndor de California (Gymnogyps californianus), pero una reciente investigación encontró que en Baja California tiene una fuente de alimento seguro para su consumo.

Su calvicie, su gran tamaño y peso y su conducta carroñera lo distinguen. El cóndor de California es el ave más grande de Norteamérica: pesa alrededor de 10 kilos y con alas extendidas su longitud promedio es de tres metros.

Sus hábitos reproductivos son dignos de una historia de romance. Es monógamo, una vez que elige pareja pone un huevo cada dos o tres años y ambos padres comparten la responsabilidad de cuidar el nido durante los 57 días de incubación.

Pertenece a una familia de buitres, no es agresivo y por eso su dieta se basa en animales muertos. Y ahí es donde empieza su infortunio. En cada ingesta de alimento van las consecuencias de la actividad humana.

Al menos desde el siglo XX su tasa de mortalidad incrementó y la población de cóndores comenzó a caer. Uno de los factores que llevaron a la especie al borde de la extinción es el envenenamiento por plomo tras alimentarse de animales cazados que todavía tienen balas o fragmentos de estas.

La intoxicación por pesticidas, la caza accidental o intencional y los choques contra líneas y torres eléctricas fueron (y siguen siendo) otras de las causas de mortalidad, de acuerdo a lo documentado por investigadores del Instituto Nacional de Ecología (Inecol).

Aunque alguna vez su población habitó en gran parte de Norteamérica, actualmente su distribución abarca áreas limitadas de Utah, California y Arizona, en Estados Unidos, y la península de Baja California, en México.

Para 1981, solo 22 cóndores sobrevivían. En 1987 la población silvestre quedó extinta, ya que los últimos individuos fueron capturados para integrarlos a un programa de reproducción en cautiverio llevado a cabo en Estados Unidos.

Información de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés) indica que gracias a una intensiva reproducción en cautiverio y los esfuerzos de reintroducción, para agosto de 2003 la población había incrementado a 223 aves: 138 en cautiverio y 85 liberadas en California y el norte de Arizona.

El éxito del programa, además de mantenerlo vigente hasta ahora, impulsó su expansión a Baja California en 2002 con la reintroducción de seis cóndores en la Sierra de San Pedro Mártir (SSPM).

A partir del año 2000 y como parte de las fases de preparación del programa, el Inecol trabajó en colaboración con investigadores del CICESE por medio del proyecto “Estudios ambientales para la reintroducción del cóndor de California (Gymnogyps californianus) a la Sierra de San Pedro Mártir, Baja California, México”.

En 2014 se sumó el Zoológico de Chapultepec al programa de reproducción en cautiverio, registrando los primeros nacimientos en 2016. Actualmente la población del cóndor en SSPM está integrada por poco más de 40 ejemplares que vuelan libres.

DDT y el adelgazamiento del cascarón

Mientras los programas de reintroducción y conservación del cóndor de California obtienen éxito en México y Estados Unidos, las amenazas que llevaron a la especie al borde de la extinción también han logrado persistir a lo largo del tiempo.

En 2013, científicos del estado de California, Estados Unidos, reportaron el adelgazamiento de la cáscara de huevo que protege a los polluelos del cóndor de California hasta su nacimiento, lo que en consecuencia provoca una disminución en el éxito reproductivo del ave.

En su artículo, los especialistas indicaron que entre 2007 y 2009 el adelgazamiento de la cáscara de huevo de los cóndores reintroducidos en el centro de California fue del 34 por ciento, dando un espesor promedio de 0.46 milímetros.

El adelgazamiento de la cáscara de huevo y los fracasos reproductivos, de acuerdo con la misma publicación científica, es una situación que ya se había registrado anteriormente en rapaces y aves del sur de California que se alimentan con peces, lo que atribuyen a las descargas de desechos en el mar de una fábrica de DDT.

El DDT (diclorodifeniltricloroetano) es un compuesto organoclorado, es decir, en palabras de la RAE, es un “compuesto químico orgánico en el que algunos átomos de hidrógeno, unidos a carbono, han sido reemplazados por átomos de cloro”.

Aunque desde 1874 fue sintetizado, fue ampliamente utilizado como pesticida por la industria agrícola entre 1946 y 1972, periodo tras el cual se prohibió su uso en la producción de alimentos al comprobarse sus repercusiones negativas en la salud humana y animal y en el medio ambiente.

Información pública del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), señala que “el DDT está clasificado como ‘probablemente cancerígeno’ para los humanos”, además de que hay evidencia consistente que demuestra que el DDT “puede suprimir el sistema inmunológico y alterar las hormonas sexuales: la alta ingesta de DDT se ha asociado con anomalías en el desarrollo y la reproducción”.

A pesar de sus comprobados efectos negativos, el DDT se sigue produciendo en India y “se sigue utilizando contra los mosquitos en varios países para controlar la malaria y la leishmaniasis”.

¿Hay peligro en Baja California?

Debido a que los cóndores de California que habitan en zonas costeras se alimentan de mamíferos marinos muertos, aumenta el riesgo de que consuman DDT, PCB y otros compuestos orgánicos halogenados que impactan en su salud, una conclusión a la que llega un grupo de investigadores de California.

Tomando en cuenta que los contaminantes proceden de mamíferos marinos muertos que se convierten en alimento para el cóndor, los investigadores estadounidenses se propusieron conocer si la misma amenaza estaba presente en Baja California, por lo que buscaron la colaboración de Gisela Heckel Dziendzielewski, investigadora del Departamento de Biología de la Conservación del CICESE.

En entrevista, la especialista en mamíferos marinos comentó que el crecimiento de la población del cóndor en San Pedro Mártir hace suponer al grupo de investigación que actual o eventualmente podrían alimentarse en el Golfo de California.

“Sí se puede pensar que ya están empezando a volar hacia el Golfo de California, por San Felipe y al sur, donde se varan regularmente lobos marinos, delfines y ballenas, y que eventualmente se alimenten de estos animales como lo hacen los cóndores en California”, precisó.

La idea era saber –relató Heckel– qué tan contaminados están los mamíferos marinos en el Alto Golfo de California para conocer si eso podía tener implicaciones reproductivas para la población de cóndores que se reintrodujo en San Pedro Mártir y que va en crecimiento.

Bajo ese objetivo, Heckel junto con Guadalupe Gómez, coordinadora de varamientos de la asociación Investigación y Conservación de Mamíferos Marinos de Ensenada (ICMME), y tres investigadores estadounidenses, viajaron al Golfo de California para la primera toma de muestras.

Toma de muestras

En abril de 2017 el grupo –ahora binacional– de investigación recorrió la zona de San Felipe: navegaron de norte a sur y después realizaron recorrido por tierra.

“Navegamos para ver si había animales en la costa, nos bajábamos, tomábamos muestra, regresábamos a la panga y así recorrimos la parte norte porque no se puede andar muy fácil por tierra, pero en cambio hacia el sur sí se puede”, narró Heckel.

La toma de muestras no es una tarea sencilla. Primero es necesario detectar a los animales y, tomando en cuenta que solo se muestrea a mamíferos marinos muertos, después se evalúa su estado de descomposición.

Si el cuerpo del animal no ha sido severamente descompuesto con la exposición a las altas temperaturas del Golfo de California, se procede a la toma de muestras, en este caso de grasa.

Gisela Heckel explica que los contaminantes como el DDT y los PCB se almacenan en la grasa de los animales, por eso el estudio demanda este tipo de muestra para aislar los compuestos y determinar su nivel de concentración.

Después de la toma de muestras de 2017, en octubre de 2018 y mayo de 2019 hubo dos más que realizaron técnicos del Zoológico de San Diego junto con Denise Lubinsky, presidenta de ICMME, y Guadalupe Gómez.

Así, se analizaron en total ocho muestras de las colectadas: cuatro de tursión (Tursiops truncatus), una de delfín listado (Stenella coeruleoalba), una de vaquita marina (Phocoena sinus), una de delfín común (Delphinus sp.) y una de lobo marino de California (Zalophus californianus).

La colaboración de los especialistas del lado mexicano continuó con la exportación –a territorio estadounidense– de las muestras, para lo que se requiere tramitar un permiso de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES, por sus siglas en inglés).

Una vez estando en Estados Unidos, los análisis de las muestras para determinar la concentración de los contaminantes fueron realizados en el Zoológico de San Diego, en California.

Alimento seguro

El grupo de investigación encontró que el nivel de contaminantes en los mamíferos marinos del Alto Golfo de California no representa un riesgo para los cóndores que habitan en la Sierra de San Pedro Mártir.

Los resultados de la investigación fueron publicados en abril de este año en el artículo “Evaluación de sustancias químicas disruptoras endocrinas marinas en el cóndor de California en peligro de extinción: implicaciones para la reintroducción en ambientes costeros”, publicado en la revista científica Environmental Science & Technology.

“Para Baja California es muy importante darse cuenta que los cóndores reintroducidos no tienen un riesgo de contaminación porque son muy bajos los niveles de los contaminantes, por lo menos de los mamíferos marinos”, afirma Gisela Heckel.

No obstante, los especialistas prevén que eventualmente se realizarán los estudios para evaluar las concentraciones de plomo en cóndores de Baja California.

Mientras tanto, Heckel concluye que “la población de cóndores de San Pedro Mártir va a seguir adelante, se va a seguir reproduciendo, van a seguir creciendo y podemos estar tranquilos de que, si amplían su rango de distribución, van a estar bien”.

Palabras clave: cóndor, mamíferos, Golfo de California

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