Buscan certificación sanitaria del laboratorio FICOTOX
Autoridades sanitarias y del CICESE sostienen reunión para conocer capacidades
Con más de 12 años de experiencia en actividades de monitoreo, análisis e investigación de toxinas asociadas a florecimientos algales nocivos (FAN), y considerando que este grupo de investigación lidera un proyecto estratégico del CONACYT que atiende esta problemática e integra las necesidades socio-ambientales y económicas, el laboratorio FICOTOX del CICESE busca ser reconocido por la COFEPRIS y por la FDA de Estados Unidos para beneficiar al sector productivo regional, por lo que solicitó apoyo a las instancias estatales de sanidad e inocuidad acuícola. Lo anterior ocurrió en una reunión celebrada el 22 de junio en el CICESE, en la que estuvieron presentes todas las dependencias del ámbito estatal y una federal involucradas en el tema, así como investigadores y autoridades de este centro de investigación, de la UABC y el INAH. Ernesto García Mendoza, responsable del laboratorio FICOTOX y del proyecto “Atención de la problemática asociada a Florecimientos Algales Nocivos en Baja California: integración del conocimiento a necesidades socio-ambientales y económicas”, informó que éste es un proyecto bandera encuadrado en los llamados Programas Nacionales Estratégicos (PRONACES) del CONACYT. Se sometió como Proyecto Nacional de Investigación e Incidencia (PRONAII) hace año y medio, recibió apoyo por 6 millones de pesos para tres etapas anuales, e invitó a todas las autoridades presentes a integrarse a él. Al presentar un resumen del proyecto, ejemplificó con el emblemático caso de las arribazones de sargazo en el Caribe mexicano, donde además de las pérdidas económicas en las diferentes actividades costeras, las prácticas culturales, identidad e interacciones sociales de las comunidades costeras también resultan afectadas por un FAN, dependiendo del uso de los recursos costeros. Destacó que los aspectos nocivos de un FAN incluyen la producción de metabolitos tóxicos (ficotoxinas), daños mecánicos que provocan mortandades masivas en organismos silvestres y cultivados, y la degradación de las condiciones ambientales, incluyendo la alteración del paisaje. Los impactos incluyen intoxicación en humanos, la prohibición de la extracción de recursos (vedas sanitarias) y la degradación de la calidad del agua. Esto, a su vez, impacta actividades y sectores, como la acuicultura, pesca, turismo, la producción de agua potable mediante desalinización, y a la ciudadanía en general en aspectos de sustentabilidad y bienestar costero, salud ambiental y pública, seguridad alimentaria e hídrica, economía y, con ello, el empleo. El proyecto, agregó Ernesto García, pretende desarrollar un plan de atención regional que incluye, como metas, contar con un mecanismo de respuesta rápida de atención a estos florecimientos; un esquema de atención a mortandades masivas y varamientos; apoyo al desarrollo de actividades económicas costeras (maricultura y pesca); coadyuvar con las entidades de regulación en atención a los FAN y para salvaguardar la salud pública; incidir en políticas públicas de atención a FAN y, por primera vez, conocer su dimensión social. Esto es, el impacto que tienen en actividades económico productivas, en salud pública y ambiental, en el abasto y desabasto de agua potable, así como en la percepción social de la fenomenología. Para reducir o mitigar los impactos de un florecimiento, el proyecto plantea establecer, por primera vez en México, un sistema de alerta temprana que debe integrar acciones de monitoreo, predicción y comunicación de riesgos antes de la aparición de un FAN. Esto permitiría integrarse al sistema que mantiene Estados Unidos en la costa sur de California, para implementar incluso acciones binacionales, porque en esta región los florecimientos se pueden presentar con afectaciones en el litoral del Pacífico en ambos países. Para conocer la dimensión social de un FAN, un conocimiento muy disperso y escaso, es que se invitó a antropólogos del INAH a participar en el proyecto, los doctores Claudia Elizabeth Delgado Ramírez y Ernesto Soto Aguirre, quienes tienen a su cargo generar una metodología estandarizada que pueda replicarse en otros estados respecto a los impactos de las mareas rojas. Ellos plantean un programa de comunicación social del riesgo que, además de que converja con el sistema de alerta temprana, permita a la población en general acceder a la información del fenómeno. Otro planteamiento es un programa de educación ambiental con énfasis en florecimientos algales nocivos y sus efectos, y la tercera parte de esta propuesta de investigación social tiene que ver con la generación de nuevas políticas públicas sobre el tema. Por ejemplo, si hay FAN recurrentes en el Alto Golfo de California cada invierno (como lo ha demostrado el laboratorio FICOTOX), se podrían modificar los calendarios de producción pesquera, de la almeja generosa por citar un caso, para que su producción no coincida con la presencia de estos florecimientos, evitando así pérdidas económicas para los pescadores. Esto implica políticas públicas más amplias, con rutas de adaptación y de mitigación en los modos de vida costeros. Respecto a la importancia de reducir y mitigar los impactos de los FAN, Ernesto García destacó la necesidad de implementar un plan que integre acciones de preparación, respuesta y prevención, que son la base del sistema de alerta temprana y predicción. Es un ciclo, señaló el investigador, constituido por actividades de monitoreo, predicción y comunicación de riesgos antes de que aparezca; que tenga capacidad de reconocer la presencia de un FAN en una etapa temprana de desarrollo, y que debe reconocer las condiciones oceanográficas o ambientales que pueden ocasionar la acumulación de especies con potencial nocivo y su transporte hacia las zonas de impacto. En este momento, gracias al trabajo coordinado de académicos, autoridades, productores y de la sociedad civil, se cuenta con redes de monitoreo (de fitoplancton, biotoxinas, variables oceanográficas y meteorológicas, así como registro de varamientos de mamíferos marinos y mortandades masivas de organismos) en las proximidades de la Bahía de Todos Santos, en el Pacífico, y en la región de San Felipe, en el Golfo de California, La experiencia de 12 años del laboratorio Ficotox (que en 2012 y 2013 ya tuvo certificación de la COFEPRIS y en 2017 como terceros autorizados); el tener la responsabilidad técnica de este proyecto PRONACE, y por mantener estrecha colaboración con otras instituciones académicas (en especial con la UABC), productores y autoridades en la materia, llevó a Ernesto García y al director del CICESE, Dr. David Covarrubias Rosales, a solicitar apoyo a los presentes para facilitar la gestión de una nueva certificación ante la Comisión de Control Analítico y Ampliación de Cobertura (CCAYAC) de la COFEPRIS y de la Food and Drug Administration (FDA) de los Estados Unidos. En la reunión estuvieron presentes directivos de la Comisión Estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COEPRIS) de Baja California, del Comité Estatal de Sanidad Acuícola e Inocuidad de Baja California (CESAIBC), de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), del Programa Mexicano de Sanidad de Moluscos Bivalvos (PMSMB) en Baja California, de la Secretaría de Pesca y Acuacultura (SEPESCA) de esta entidad, así como la doctora Mary Carmen Ruiz de la Torre, de la Facultad de Ciencias Marinas de la UABC, y, por el CICESE, los investigadores Alfonsina Romo, Carmen Paniagua y Alexei Licea.
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